Domingo, Octubre 20, 2024
¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!
En la lectura del Evangelio de este fin de semana, la petición de Santiago y Juan a Jesús revela una ten-dencia común entre muchos que siguen a Dios: comprometerse en la fe y la caridad con intenciones equi-vocadas. Algunas personas buscan ser el centro de atención, impulsadas por un deseo innato de reconoci-miento y validación. Algunas personas pulen sus nombres y reputaciones para alimentar sus egos y satis-facer sus deseos personales. Además, las normas sociales y los ambientes competitivos frecuentemente enfatizan que el éxito se define por los logros individuales, lo que puede llevar a las personas a priorizar sus propios intereses, el reconocimiento público y los beneficios personales por encima del bien común.
Por lo tanto, en Su respuesta, Jesús subraya la importancia de examinar nuestras motivaciones y esforzar-nos por alinear nuestras acciones con el verdadero espíritu de servicio y comunidad. Destaca que el ver-dadero liderazgo no tiene sus raíces en el beneficio personal sino en un compromiso firme con la misión y el servicio de los demás. Al priorizar los objetivos compartidos y el bien común, un líder crea una cul-tura de altruismo, pertenencia, comprensión, colaboración, unidad, respeto y cuidado. Este ambiente re-fleja los ideales de ambición y servicio, revelando la naturaleza de la verdadera grandeza en el Reino de Dios. Fomenta un sentido de igualdad y valor entre las personas, asegurando que todos se sientan aprecia-dos, independientemente de sus posiciones de honor. En última instancia, este enfoque no sólo fortalece los vínculos comunitarios, sino que también inspira a todos a contribuir a un propósito mayor.
Mis hermanos y hermanas en Cristo, A veces, nuestras oraciones pueden centrarse demasiado en nuestras propias necesidades y deseos, bus-cando beneficio personal en lugar de profundizar nuestra relación con Dios. Podemos adorarlo y honrarlo con expectativas que sirvan a nuestros intereses, en lugar de hacerlo con una reverencia genuina. Incluso nuestras acciones caritativas, como ayudar a los pobres, alimentar a los hambrientos y apoyar a los nece-sitados, a veces pueden estar motivadas por un deseo de reconocimiento personal más que por una verda-dera compasión. Cuando nuestros actos de caridad surgen de intenciones equivocadas o deseos egoístas, carecen de la autenticidad que refleja el Reino celestial. Por eso, el mensaje de Jesús en este pasaje nos invita a reevaluar nuestras motivaciones y transformar nuestras acciones, guiándonos a servir desinteresa-damente y a dar nuestra vida en rescate por muchos (Marcos 10:45).
¡Sinceramente suyo en Jesucristo y Nuestra Señora de La Vang!
Reverendo Kiet Anh Ta.
CONSTRUCCIÓN Y SANTUARIO FUNDRAISING
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Bienvenido a Nuestra Señora de La Vang. Este es el 10º año de nuestro aniversario Celebre el año Chung. Junto Parish le invitamos a compartir nuestra contribución Especialmente nuestra campaña por un nuevo edificio y el Santuario de Santa Maria de Lavang
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